Hace unos días llegó a mis manos, o más bien, llegó virtualmente a mis manos a través del smartphone, un artículo que describía a través de ejemplos, como podríamos aplicar todo los conocimientos acerca del Autismo a los seres humanos ordinarios, con la finalidad de superar y/o aprender a gestionar el “agotamiento digital”. A continuación voy a desarrollar una traducción del texto original encontrado en la web de Medium
Marnie Kunz dice con nostalgia: “Recuerdo cuando estaba creciendo, no teníamos teléfonos móviles.” “Recuerdo solo revisar la máquina contestadora cuando llegabas a casa”. El emprendedor asentado en Nueva York y fundador de Runstreet, aprendió a utilizar los mensajes de texto y el correo electrónico, “pero con las redes socailes tiene que ser demasiado”. Apagué las notificaciones de FAcebook e Instagram, pero luego a veces, mientras organizaba un evento, ir a Facebook a publicarlo, y antes de darme cuenta estoy viendo fotos de un viaje familiar de alguien.
A cualquier parte donde veas, hay señales de personas, organizaciones y sociedades enteras luchando contra el desafío de la sobreinformación y la distracción digital. De acuerdo al Pew Research Center, cerca de 7 de cada 10 estadounidenses se sienten abrumados por el volumen de medios de comunicación actuales – un fenómeno que, según el integrative health guru Andrew Weil, “aumenta el estrés, con todas sus consecuencias predecibles para la salud física y emocional”
Pero la búsqueda de soluciones es una carrera contra reloj, porque el problema de la sobrecarga digital está constantemente intensificandose.
Nir Eyal predice: “El futuro será más distractivo para las personas que no tengan herramientas para controlar la distracción,” es un experto en formación de hábitos tecnológicos y el autor de Hooked y el próximo Indistractable. A medida que los productos predicen mejor lo que quieres, se hace más dificil resistir.”
Pero las demandas del mundo digital no nos tiene que conducir a un estado catatónico. Aún es posible anticipar y manejar la constante aceleración de estímulos entrantes, si adoptamos lecciones aprendidas de comunidades que ya son expertos en manejar sobrecargas: personas con Autismo.
“El Autismo va de la mano con una alta sensibilidad sensorial”, dice Ben Belek, un compañero en la Hebrew University en Jerusalen que ha escrito extensamente sobre la precepción e identidad autista. “Una estimulación sensorial que personas neurotípicas (no autistas) pueden sentir confortables, o incluso ignorarlas – por ejemplo un debil olor de perfume, una luz ligeramente parapadeante, el pequeño zumbido que hace un refrigerador – pueden ser vividas por personas de espectro autista como extremadamente repugnantes, cegadoras o ruidosas.
Esa sensibilidad implica que muchas personas autistas ya experimentan el mundo con una alta intensidad. Un reciente metaanálisis encontró que entre 42 y 88 % de las personas autistas tienen hipersensibilidad sensorial, lo que a su vez se traduce en trastornos de ansiedad que afectan entre el 42% y el 79% de las personas con autismo, de acuerdo a otro estudio.
“Algunos sonidos, como gritar o música con alto volumen, pueden hacerme sentir que me están atacando”, dice Jeremy, un autista veinteañero que trabaja en tecnología y pide el anonimato para este artículo. “Es como el procesador de un ordenador recibiendo instrucciones a mayor velocidad de las puede procesarlas.”
Muchos investigadores de autismo y aprendices atribuyen el agotamiento a la falta de filtrado sensorial (en inglés sensory gating). Jewel Crasta, un terapeuta ocupacional e investigador psicofisiológico en el Kennedy Krieger Institute en Baltimore, describe gating como el mecanismo neural a través del cúal el cerebro separa la información irrelevante o redundante con el fin de prevenir el agotamiento sensorial de las funciones cognitivas superiores. Un simple ejemplo puede ser entrar en una cafetería y separar la música y conversaciones de fondo cuanto se va a pedir algo al camarero. Aunque la música y las conversaciones del fondo continúan con la misma intensidad, tu puedes automáticamente separarlas, cuando diriges tu atención a hablar mientras pides algo.
Fuente: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1566277203000185
Para hacer frente a esta clase de bombardeo, investigadores, aprendices y personas autistas han desarrollado una serie de herramientas y estrategias. Un enfoque de personas autistas consiste en mejorar la habilidad de filtrado de estímulos para evitar la sobrecarga. Crasta dice: “Entrenamiento de mindfulness y la meditación son algunas de las formas a través de las cúales podemos mejorar nuestra habilidad de enfocar la atención.”
Fuente: https://www.uhs.umich.edu/mindfulness
Otros terapeutas se enfocan en prevenir medidas que puedan disminuir la probabilidad, o frecuencia, de sobrecarga reduciendo la sensibilidad. Por ejemplo, un terapeuta ocupacional podría usar un cepillo sensorial especialmente diseñado en la piel de los niños autistas para reducir la “defensa táctil” – es decir, una aversión a ciertas clases de roce.
Luego, existen estrategias para afrontar las situaciones cuando entras en el estado de sobrecarga. Jane Lawson, una desarrolladora web autista que escribe en Janepedia, aboga por lo que ella llama un “botón de reinicio”: una manera de recuperarse de la sobrestimulación. Su botón de reinicio favorito es la ducha. “Soy solo yo, en un espacio encapsulado, sola. Solamente puedo oir el agua.”
Fuente: https://www.soakology.co.uk/how-to-bathroom/your-early-morning-shower-playlists-relax-sing-and-smile/
Para Jeremy el aislamiento también es el mejor antidoto para el agotamiento. Dice: “Me ayuda a recuperar mis sentidos estar totalmente aislado del ruído (auditivo y visual).” “A veces, solo necesitas apagar completamente tus aparatos electrónicos y cortar el contacto con otras personas, bloquear cualquier visión y sonido, con el fin de estar a solas con tu propio cerebro durante un rato.”
Aunque Belek advierte que esta analogía puede traer consigo “la inutil implicación de trivalización los desafíos muy particulares asociados al autismo,” existen similitudes entre la experiencia autista de la sobrecarga sensorial y la experiencia de agotamiento digital de personas que nos son autistas. Y hay una variedad de lecciones que las personas neurotípicas pueden aprender.
Crasta dice: “El concepto que [sobrecarga digital] es un asunto sensorial es importante.” Ella señala que la investigación muestra que de 5% al 10% de niños en desarrollo (no discapacitados) tiene algún tipo de desafío sensorial, y resalta que cuando este tipo de diferencias no se abordan, pueden provocar ansiedad, depresión, u otros problemas. Incluso personas con función sensorial típica pueden tener sensibilidades sensoriales que pueden afectar su tolerancia al ruído digital.
Crasta observa: “Todos tenemos nuestras peculiaridades sensoriales.” “Algunas personas no les gusta los estampados en el respaldo de sus camisetas. Algunas personas no pueden tolerar la textura de ciertos alimentos o ciertos olores. Estas pecualiaridades no afectan nuestro comportamiento porque somos capaces de superar esas sensaciones y continuar con nuestra vida cotidiana.”
Sin embargo, a medida de que aumenta la frecuencia, variedad e intensidad de estímulos entrantes, el mundo digital ha desentarrado más singularidades sensoriales: Quizas nuestros tatarabuelos podían haber sido igualmente perturbados por el incesante “ping” de un correo electrónico entrante, pero ellos nunca tuvieron que averiguarlo. Los cerebros que pueden gestionar el trabajo de separar el ruído en el mundo offline pueden encontrar en el ámbito digital nuevos desafíos, porque incluso en personas neurotípicas disminuye la capacidad de separación cuando están cansados o estresados – y el mundo digital puede ser ciertamente agotador y estresante.
Fuente: https://www.therapyin.london/analogue-digital/
Para facilitar el reinicio durante la jornada laboral, utlice una caja sensorial: una reserva personal de herramientas que pueden ayudar a reducir los estímulos o permitir un reinicio sensorial
Una evalaución sensorial profesional puede ayudar a identificar vulnerabilidades sensoriales específicas o particulares de cada individuo. Crasta observa: “Como individuos, nuestras experiencias son muy diferentes, incluso nuestra composición genética es distinta y nuestros cerebros están conectados un poco diferentes, por lo tanto va a ser diferente para cada persona.” “Eso es lo que he aprendido trabajando con niños con autismo – no existe una receta que funcione con todos.”
Fuente: https://www.stdavidscenter.org/adt/
Evaluaciones sensoriales, como las utilizadas para los estudiantes autistas, pueden identificar alta o baja sensibilidad a tipos de sonidos, visiónes, toques, u otras sensaciones específicas. Por ejemplo, Crasta dice, un paciente puede descubrir que “su sistema visual tiende a sobrecargarse fácilmente, pero su movimiento kinestésico es más calmado, por lo tanto, tal vez necesite usar sus movimientos para ayudarse a sí mismo a calmarse cuando esta viasualmente sobrecargado”
Entender esta serie de diferencias facilita la identificación de herramientas y tácticas específicas que pueden ser de ayuda para alguien que quiere luchar contra la sobrecarga digital – dentro de estos, Crasta sugiere opciones como “espacios tranquilos con distracciones visuales limitadas, luz azul en lugar de luz blanca, una silla ergonómica para favorecer la posición corporal y el sentido vestibular, y un ambiente en general relajante.”
Fuente: https://design.thebrowndogcafeandwinebar.com/smart-light-bulbs-you-can-control-with-your-smart-phone/the-1246/
Las personas que son sensibles a estímulos visuales – todos esos smartphones brillantes y pantallas iluminadas- pueden probar con los enfoques que son sugeridos para los niños autistas que tiene sensibilidad visual, como gafas tintadas que separan parte del espectro de luz, o reemplazar los fluorecentes o focos con lámparas, o probar con incandecentes, bulbos de colores o de baja potencia. Todas estás tácticas han sido recogidas por Olga Bogdashina en su influyente libro de temas sensoriales en el autismo. Bogdashina también señala que el color y el modelo de vestimenta puede ser también una fuente de ruido visual, por lo que es otra línea potencial para el ajuste y la experimentación.
Los mismos principios aplican a otras clases de sensibilidad. Para aquellos que experimentan la sobrecarga digital como un exceso de ruido – todos esos correos electrónicos y notificaciones – la mejor alternativa podría ser reducir toda la estimulación auditiva. Seguramente, tú puedes poner en silencio todos tus dispositivos, pero eso no te pone a salvo del resto de la oficina (o del metro). Como una alternativa a los caros audífonos con cancelación de ruido, orejeras anti-ruido (como esas que utilizan los trabajadores de la construcción) bloquean casi todo el ruido ambiental. (tapones también valdría, pero son más dificiles de quitar cuando viene un compañero a tu sitio.)
Luego hay intervenciones que pueden reducir la sensibilidad o mejorar el filtrado. El trabajo de Crasta en mindfulness y atención en jovenes autistas sugiere meditación como una manera de aprender a enfocar la atención. Para reducir la sensibilidad, pruebe un programa de desensibilización eligiendo un estimulo que te vuelva loco, y después gradualmente aumenta la tolerancia. Por ejemplo, graba el super molesto tono de llamada de tu compañero de oficina, luego reproducelo para ti mismo incrementando el volumen hasta conseguir que no te haga perder la cabeza.
La clave para aplicar estás herramientas y tácticas es tener en consideración la carga sensorial total. Luces brillantes sobre tu cabeza o ropa con estampados rugosos que pican pueden no ser un problema para que alguien se relaje en casa el fin de semana, pero en medio de una oficina ruidosa, rodeado de dispositivos sonoros y teclados resonantes, esas pequeñas irritaciones se acumulan. Lo mismo sucede para los estímulos digitales.
Y cuando las personas sobrepasan el punto de sobrecarga pueden recurrir a tratamientos para el autismo que ofrecen algo parecido al “botón de reinicio” de Jane Lawson. Cómo dice Bogdashina, “la terapia de integración sensorial se enfoca en “calmar y organizar el sistema nervioso sobreexcitado.” En esencia, se trata de participar en ciertos tipos de actividades sensoriales que pueden ayudar a las personas a reiniciar cuando están sobrecargados. Algunas de las opciones más comunmente recomendadas incluyen rebotar en una pelota grande de ejercicio, amasar masilla o plastilina, balancearse o trepar, o empujar algo pesado (que incluso puede ser simplemente empujar contra la pared). Algunas personas autistas les gusta reiniciar con presión profunda – una táctica que inspiró las mantas pesadas que ahora están ganando popularidad como un remedio contra el sueño o la ansiedad en personas neurotípicas.
Fuente: https://www.rompa.com/sleep-tight-weight-blanket-large.html://design.thebrowndogcafeandwinebar.com/smart-light-bulbs-you-can-control-with-your-smart-phone/the-1246/
Para facilitar el reinicio durante la jornada laboral, prepara una caja sensorial: un alijo personal de herramientas que pueden ayudar a reducir los estimulos o permitir un reinicio sensorial. Una caja sensorial puede contener tapones u orejeras antiruido, gafas tintadas, una almohadilla para el regazo con peso o un chaleco ajustado para proporcionar un “abrazo” de presión profunda, algo de masilla tonta, y quizas una camiseta suave sin estampados para ponerse si es uno de esos días donde tu ropa se convierte en una fuente de irritación.
Esta serie de medidas pueden ser vitales en los años venideros, siendo que el nivel de estímulos que vamos a experimentar va ir en continuo aumento. Eyal confía en que aunque las cosas pueden parecer terribles ahora, en las próximas decadas, desarrollaremos herramientas para gestionar las demandas digitales en nuestra atención. “La cuestión es que los humanos son mejores adaptando y adoptando,”. “Adaptamos nuevos comportamientos y adoptamos nuevas tecnologías y así es como logramos superar todo. Cuando el Homo sapiens salió de Africa y entró en Europa, nos pusimos pieles para no congelarnos. Si no tienes el conjunto de habilidades – si no eres uno de los Homo sapiens que aprendió como hacer un abrigo- no lo vas a conseguir en este nuevo entorno.”
En otras palabras, Eyal dice que que aprender a gestionar una avalancha digital no es solo una buena práctica – será crítico para sobrevivir al salto evolutivo de nuestra era.
Artículo traducido de: What Autism Can Teach Us About Overcoming Digital Burnout